Aprovechando
que esta noche es Halloween, recupero un artículo sobre muertos vivientes. Resulta
que, si se diera el caso de que los zombis existieran y nos atacaran, la
extinción de la humanidad estaría prácticamente asegurada. Así que esos finales
made in Hollywood en los que brillan rayos de esperanza para la raza humana
gracias al arrojo de un pequeño grupo de héroes anónimos cabe considerarlos
excesivamente optimistas.
No
hay vuelta de hoja. Es lo que afirmaba un grupo de científicos canadienses,
autores de una investigación que aparece en un libro de 2009 titulado 'Infectious
Disease Modelling Research Progress'. El resto de capítulos de la obra
abordan enfermedades como la tuberculosis, la gripe o la malaria. Sin embargo,
para sorpresa de los lectores, uno de esos capítulos lleva por título “¡Cuando
los zombis atacan! Modelo matemático de un brote de infección de zombis”.
Está
firmado por tres estudiantes y un profesor del Departamento de Matemáticas de
la Universidad de Ottawa, Robert J. Smith?.
Cuidado, el signo de interrogación en el apellido no es un gazapo ortográfico
sino, según explica, la manera de que no lo confundan con el cantante de The
Cure.
Los
zombis están muy de moda. Hay un buen puñado de películas recientes, series de
televisión y videojuegos con sus inevitables dosis de casquería, pero el
fenómeno viene de lejos. Los autores recuerdan que los zombis parecen tener su
origen en el vudú afrocaribeño, sistema de creencias en el que se acepta la
posibilidad de que un brujo resucite a los muertos y los controle a voluntad.
Sobre esta base se estrenó en 1932 una obra teatral en Broadway titulada 'Zombie' que, aunque estuvo pocos días en
cartel, dio pie aquel mismo año a la primera película de la historia sobre el
tema: 'La legión de los hombres sin alma'.
Pero la película que rompió el molde, sentó las bases del género e hizo de
estos seres un icono de la cultura popular fue 'La noche de los muertos vivientes' (1966) de George A. Romero.
Los
zombis del estudio canadiense se basan en ese modelo clásico. Los describen
como lentos “monstruos sin mente que no sienten dolor y que muestran un inmenso
apetito por la carne humana”, pese a que algunas películas recientes los
presenten como seres dotados de agilidad y con capacidad para pensar y tomar
decisiones.
“Creamos
el modelo de ataque de los zombis a partir de presupuestos biológicos basados
en las películas –comentan-. Después aplicamos el modelo básico de otras enfermedades
infecciosas a la infección de zombis e ilustramos el resultado con soluciones
numéricas”.
“La
diferencia clave entre el modelo que presentamos y otros modelos de enfermedad
infecciosa es que los muertos pueden volver a la vida”, subrayan, asumiendo
que, tal como se puede ver en el cine, los zombis pueden infectar tanto a
personas vivas como a recién muertas, “lo que les proporciona un suministro
constante de dianas potenciales”. No obstante, a los autores de la investigación
se les ha criticado de ser demasiado pesimistas por considerar que los muertos
vivientes decapitados podrían levantarse de nuevo si se reinfectan, una
peculiaridad en la que no todos los eruditos en zombiología parecen estar de
acuerdo.
En
cualquier caso, las 17 páginas plagadas de fórmulas matemáticas incomprensibles
para los profanos conducen a la conclusión de que si fuéramos atacados por
muertos vivientes ávidos de carne humana lo tendríamos muy crudo. “En resumen
–concluyen-, un brote de zombis probablemente conduciría a la destrucción de la
civilización, a menos que se erradicara rápidamente. Aunque cuarentenas
agresivas podrían contener la epidemia, o que una cura pudiera conducir a la
coexistencia de los humanos y los zombis, la forma más eficaz de contener la
expansión de los muertos vivientes es golpear con contundencia y golpear a
menudo. De lo contrario, tendremos un gran problema”. Avisados estamos.
Conocía el artículo. ¡Es buenísimo!
ResponderEliminar