Hace una semana se
conocieron los ganadores de la presente edición de los Premios IgNobel. Un año más, el Sanders
Theater de la Universidad de Harvard acogió la divertida ceremonia de entrega
de estos galardones que concede la revista Annals
of Improbable Research a investigaciones científicas que “primero nos hacen
reír y luego nos hacen pensar”.
Como siempre, no faltó la
ironía ni la crítica. Véase el premio que fue a parar a la compañía Volkswagen
por “resolver el problema de las emisiones contaminantes excesivas de los automóviles,
al producir automática y electromecánicamente menos emisiones cuando el coche
está siendo probado”. Genial, aunque ningún ejecutivo fue a recoger el
galardón.
El premio en la categoría
de Reproducción fue a parar a un investigador egipcio por estudiar los efectos
de vestir pantalones de poliéster, algodón o lana sobre la vida sexual de las
ratas, mientras que el de Medicina fue para otro trabajo en el que se concluye
que si te pica el hombro izquierdo, por ejemplo, se alivia el picor si te
rascas el hombro derecho mientras te miras en un espejo. Lo acabo de probar y
no lo tengo del todo claro, pero en fin...