Hoy vuelvo con otro de esos casos clínicos espinosos, por no
decir nauseabundos. Un investigador chino, Dong-Lai Ma y un dermatólogo español
del Hospital Ramón y Cajal, Sergio Vañó Galván, publicaron en la sección de
imágenes clínicas ‘The New England Journal of
Medicine’ (2013;369:1735)
el caso de un individuo de 40 años de edad que acudió a la consulta quejándose
del mal olor que emanaba de sus axilas y del aspecto sucio que presentaban los
pelos de sus sobacos, como podéis observar en la foto publicada en la citada
revista. Atención, cuando fue al médico llevaba en esa situación nada menos que
cuatro años.
Según los autores del artículo, el maloliente sujeto no
parecía tener otros problemas médicos aparte de su obesidad. Explicó que el
problema de sus axilas empeoraba en verano y el sudor, además de alejar hasta a
las mofetas, le manchaba las camisas en la zona de los alerones. Obvio.
Se trata de un caso de lo que los facultativos llaman trichomycosis
axillaris, un tipo de infección causada generalmente por la bacteria Corynebacterium tenius, que coloniza los
pelillos del sobaco. Al examinarlo, los médicos vieron que en el tallo de los
pelos tenía adherida una materia cremosa de color amarillento bastante
sospechosa de irradiar los efluvios que motivaron la consulta.
Los autores explican que la colonización por la bacteria
mencionada da lugar a la formación de esa materia asquerosa que puede ser
amarilla, pero también negra o rojiza. La pestilente fragancia que desprende se
debe –añaden- al “metabolismo bacteriano de la testosterona en el sudor
apocrino, que da lugar a sustancias malolientes”.
La obesidad, la hiperhidrosis –o exceso de sudoración-, los
ambientes cálidos y húmedos y una deficiente higiene local se consideran
factores que predisponen a la trichomycosis axillaris. En definitiva, que el
agua y el jabón nunca están de más si uno no quiere acabar con los sobacos como
los de Chewbakka saliendo de un lodazal.
El tratamiento prescrito al paciente del artículo fue un rasurado
apurado –qué raro que no se le hubiera ocurrido antes-, cloruro de aluminio tópico
al 15% como desodorante y eritromicina para combatir la infección.
Por cierto, que sepáis que también existe la trichomycosis
pubis. El problema es el mismo y probablemente la causa también. Solo cambia la
situación. Y seguramente el agua y el jabón también ayudan. Ahí lo dejo.
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