miércoles, 4 de noviembre de 2015

De orgasmos y exceso de lorzas

Hace unos años publiqué un artículo sobre un estudio en el que se concluía que expertos sexólogos eran capaces de adivinar, tan solo observando la forma de caminar, qué mujeres podían experimentar orgasmos vaginales y cuáles no.

Aquella investigación se publicó en el ‘Journal of Sexual Medicine’ (2008;5:2119-2124) y tuvo en su día cierta repercusión mediática. Venía a contarnos que aquellas mujeres que mueven sus caderas con más amplitud y gracia, y con pasos largos, son las que parecen disfrutar de una vida sexual más plena. Su caminar podía ser reflejo de una mayor confianza en sí mismas. Y todo esto se relacionaba con la capacidad para alcanzar orgasmos vaginales, diferenciados de los orgasmos clitorianos.

El principal investigador de aquel estudio es un sexólogo llamado Stuart Brody, que por entonces trabajaba en la Universidad de West Scotland y actualmente lo hace en la Universidad Carolina de Praga (República Checa). La cuestión es que el Dr. Brody, además de haber hecho del orgasmo vaginal uno de sus temas centrales de investigación, tiene publicados unos cuantos estudios que pueden resultar de lo más chocante. Además del citado, que llevaba por título ‘El historial de orgasmo vaginal de una mujer es discernible por su forma de andar’, es autor de otros como ‘La sensibilidad de los dedos de las mujeres se correlacionan con la conducta sexual en pareja pero no con las frecuencias de masturbación en solitario’ (J Sex Marital Ther 2008;34:343-352) o ‘La relación pene-vaginal disminuye el aumento de peso’ (Med Hypotheses 2008 Aug. 6).

Por eso valía la pena seguirle la pista para ver con qué maravillosas conclusiones nos sorprende de tanto en tanto. De ahí que este post lo dedique a uno de sus trabajos más recientes, aparecido en septiembre del año pasado en el ‘European Journal of of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology’ (2014;182:118-122) y titulado ‘Orgasmo y circunferencia de cintura femenina’.

Lo firma en colaboración con el científico portugués Rui Miguel Costa, del Instituto Universitario de Lisboa, y parte de la siguiente hipótesis: cuanto mayor es la medida de la circunferencia de cintura de la mujer, lo que significa una mayor acumulación de grasa subcutánea y abdominal, menor es su capacidad de alcanzar orgasmos vaginales durante el coito.

En el estudio participaron 120 mujeres portuguesas en edad reproductiva a las que se midió el perímetro de la cintura. Estas voluntariosas féminas informaron a los investigadores acerca de sus actividades sexuales del último mes, a saber: frecuencia de coitos pene-vaginales, orgasmos vaginales, orgasmos por masturbación del clítoris durante los coitos pene-vaginales, sexo en pareja sin coito, orgasmos en pareja sin coito, masturbación y orgasmos por masturbación. Como veis, preguntas de lo más discreto, de las que te hace cualquier entrevistador de esos que llaman a tu puerta.

Los resultados nos ofrecen dos conclusiones interesantes. La primera, que las mujeres más obesas, es decir, las que tienen una medida de cintura mayor, no suelen tener orgasmos vaginales, aunque sí pueden tener orgasmos gracias a otros tipos de actividades. La segunda, que esas mismas mujeres se masturban con mayor frecuencia.

Lo dicho. Si ya la obesidad se relaciona con múltiples enfermedades y problemas de salud, aquí tenemos una nueva evidencia más para intentar que desaparezcan esos michelines.

Me viene a la memoria aquella canción de la Orquesta Mondragón que se titulaba ‘Ellos las prefieren gordas’, cuya letra incluía frases como ‘¡Qué hermosura de gordura! ¡Abandonen las dietas! ¡Engordar para gozar! ¡Gozar para engordar!’ ¿Cómo se habrá quedado Javier Gurruchaga al saber que la ciencia no corrobora sus hipótesis?


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