Hace
unos años publiqué un artículo sobre un estudio en el que se concluía que
expertos sexólogos eran capaces de adivinar, tan solo observando la forma de
caminar, qué mujeres podían experimentar orgasmos vaginales y cuáles no.
Aquella
investigación se publicó en el ‘Journal
of Sexual Medicine’ (2008;5:2119-2124)
y tuvo en su día cierta repercusión mediática. Venía a contarnos que aquellas mujeres
que mueven sus caderas con más amplitud y gracia, y con pasos largos, son las
que parecen disfrutar de una vida sexual más plena. Su caminar podía ser
reflejo de una mayor confianza en sí mismas. Y todo esto se relacionaba con la
capacidad para alcanzar orgasmos vaginales, diferenciados de los orgasmos
clitorianos.
El principal investigador de aquel estudio es un sexólogo
llamado Stuart Brody, que por entonces trabajaba en la Universidad de West
Scotland y actualmente lo hace en la Universidad Carolina de Praga (República
Checa). La cuestión es que el Dr. Brody, además de haber hecho del orgasmo
vaginal uno de sus temas centrales de investigación, tiene publicados unos
cuantos estudios que pueden resultar de lo más chocante. Además del citado, que
llevaba por título ‘El historial de orgasmo vaginal de una mujer es discernible
por su forma de andar’, es autor de otros como ‘La sensibilidad de los dedos de
las mujeres se correlacionan con la conducta sexual en pareja pero no con las
frecuencias de masturbación en solitario’ (J
Sex Marital Ther 2008;34:343-352) o ‘La relación pene-vaginal disminuye el
aumento de peso’ (Med Hypotheses
2008 Aug. 6).
Por eso valía la pena seguirle la pista para ver con qué
maravillosas conclusiones nos sorprende de tanto en tanto. De ahí que este post
lo dedique a uno de sus trabajos más recientes, aparecido en septiembre del año
pasado en el ‘European
Journal of of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology’ (2014;182:118-122)
y titulado ‘Orgasmo y circunferencia de cintura femenina’.
Lo firma en colaboración con el científico portugués Rui
Miguel Costa, del Instituto Universitario de Lisboa, y parte de la siguiente hipótesis:
cuanto mayor es la medida de la circunferencia de cintura de la mujer, lo que
significa una mayor acumulación de grasa subcutánea y abdominal, menor es su
capacidad de alcanzar orgasmos vaginales durante el coito.
En el estudio participaron 120 mujeres portuguesas en edad
reproductiva a las que se midió el perímetro de la cintura. Estas voluntariosas
féminas informaron a los investigadores acerca de sus actividades sexuales del
último mes, a saber: frecuencia de coitos pene-vaginales, orgasmos vaginales,
orgasmos por masturbación del clítoris durante los coitos pene-vaginales, sexo
en pareja sin coito, orgasmos en pareja sin coito, masturbación y orgasmos por
masturbación. Como veis, preguntas de lo más discreto, de las que te hace
cualquier entrevistador de esos que llaman a tu puerta.
Los resultados nos ofrecen dos conclusiones interesantes. La
primera, que las mujeres más obesas, es decir, las que tienen una medida de
cintura mayor, no suelen tener orgasmos vaginales, aunque sí pueden tener
orgasmos gracias a otros tipos de actividades. La segunda, que esas mismas
mujeres se masturban con mayor frecuencia.
Lo dicho. Si ya la obesidad se relaciona con múltiples
enfermedades y problemas de salud, aquí tenemos una nueva evidencia más para
intentar que desaparezcan esos michelines.
Me viene a la memoria aquella canción de la Orquesta Mondragón
que se titulaba ‘Ellos las prefieren gordas’, cuya letra incluía frases como ‘¡Qué
hermosura de gordura! ¡Abandonen las dietas! ¡Engordar para gozar! ¡Gozar para
engordar!’ ¿Cómo se habrá quedado Javier Gurruchaga al saber que la ciencia no
corrobora sus hipótesis?
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