Recupero un antiguo artículo
que ya publiqué hace unos años en una revista médica, y que explicaba lo
siguiente: si usted es varón y su dedo anular de la mano derecha es
considerablemente más largo que su dedo índice, la naturaleza puede haberle
otorgado múltiples dones.
Si ya ha acabado de mirarse
la mano, puede seguir leyendo...
La relación entre la
longitud del segundo y cuarto dedo, también conocida por quienes lo investigan
como ratio 2D-4D, se considera un marcador de la exposición prenatal a
andrógenos, testosterona incluida, lo cual influye en distintas facetas del
individuo.
A principios del nuevo milenio un equipo
de la Universidad de Liverpool publicó que
los futbolistas profesionales tienen un menor ratio 2D-4D –cuanto más largo sea
el anular respecto al índice- que el resto de individuos. También vio que los
titulares tienen menor ratio 2D-4D que los que chupan banquillo y que los
internacionales también poseen anulares claramente más largos que los nunca
convocados para su selección (Evol
Hum Behav. 2001;22:61-69). Los autores opinaban que la testosterona tanto
prenatal como en la edad adulta promueve el desarrollo de habilidades útiles
para el deporte, tal como comprobaron otros trabajos en relación con el
baloncesto o el esquí.