Antes de nada, pido perdón por no haber publicado nada nuevo
en este blog desde hace bastantes meses. No por falta de material ni por falta
de ganas. Pero, en fin, aquí estoy de vuelta para poner de manifiesto una vez
más que los científicos pueden ser divertidos y hasta estrafalarios sin ni
siquiera pretenderlo.
La motivación para ponerme manos a la obra fue la entrega de
los Premios IgNobel ayer por la
noche en el Sanders Theatre del campus de Harvard, como siempre con Marc Abrams
como maestro de ceremonias. Otros próximos posts los dedicaré a otras
categorías de la presente edición, mientras que en este quiero comentar uno de
los premios que más me ha llamado la atención. Se trata del galardón en la categoría de Medicina
Reproductiva, otorgado a un estudio publicado hace casi 40 años, titulado
“Monitorización de la tumescencia peneana nocturna con sellos”.