Con cierta frecuencia determinadas revistas y diarios nos
revelan los resultados de encuestas sobre la pareja ideal. Que si ellas los
prefieren ‘cachas’, sensibles y sin calzoncillos largos, o que si a ellos les
gustan simpáticas y que sepan hacer una buena tortilla de patatas.
Hasta ahí nada fuera de lo normal. Sin embargo, una encuesta
de este estilo realizada en Corea del Sur mostró hace un tiempo que casi la
mitad de las chicas rechazaría salir con un joven cuyo grupo sanguíneo fuera el
B.
¿Por qué? Pues porque la cultura popular en Extremo Oriente,
desde hace muchos años, relaciona ese grupo sanguíneo en el varón con
individuos egoístas, infieles y sinvergüenzas.
El origen de la tontería se halla en un libro aparecido en
1927, ‘El estudio del temperamento a través del grupo sanguíneo’, del psicólogo
japonés Takeji Furukawa. En los años setenta retomó el tema con éxito Masahiko
Nomi en su libro ‘Lo que los tipos de sangre revelan sobre la compatibilidad’,
desencadenante de esas "creencias" que todavía perviven.