martes, 25 de octubre de 2016

Explosiones intestinales... mejor en la mesa de operaciones

¿Qué cara le puede quedar a un cirujano -aparte de bastante sucia, claro está- cuando, mientras está operando, explotan los intestinos del paciente? ¿Esto puede ocurrir? Pues sí, y por ello hay varias desgraciadas descripciones de casos recogidas en la literatura médica.

Científicos franceses publicaron, ya a principios de los ochenta, los tres factores necesarios para desencadenar una explosión de gases intestinales (Ann Fr Anesth Reanim 1983;2:431-435). Son los mismos que aquellos que nos enseñaban en el colegio para hacer fuego: un combustible, un comburente y un desencadenante de la combustión. En el caso del estallido de intestinos, los combustibles serían el metano y el hidrógeno, los comburentes el oxígeno y el óxido nitroso, y el desencadenante puede ser una fuente de calor, como los instrumentos quirúrgicos que se emplean para cauterizar o la diatermia, que es el calentamiento del cuerpo mediante radiaciones electromagnéticas y que se utiliza con cierta asiduidad en los quirófanos.

El caso clínico que describían los cirujanos franceses correspondía a un paciente de 51 años con cáncer. Explicaron que el infeliz incidente se produjo mientras le realizaban una exenteración pélvica, es decir, la extirpación de todas las vísceras de la pelvis. El sujeto estaba bajo anestesia general y los cirujanos estaban haciendo una incisión en el colon con un electrocauterio cuando se produjo, en sus propias palabras, “una violenta deflagración por lesiones orgánicas”. Como puede apreciarse, la mezcla de combustible, comburente y desencadenante puede dar lugar a unos fuegos de artificio nada agradables.

martes, 18 de octubre de 2016

Química y música: los elementos más citados en las canciones

Después de conocerse que Bob Dylan era este año el galardonado con el Premio Nobel de Literatura, la genial página satírica El Mundo Today nos obsequiaba con un divertido artículo titulado ‘Juan Luis Guerra gana el Premio Nobel de Química’, gracias a sus investigaciones sobre la bilirrubina. La asociación de ideas me trajo a la memoria un artículo que se publicó hace años que también relacionaba química y música.

"Cuando aparezcan los hilos de plata en tu juventud, como la luna cuando se retrata en un lago azul...". Así comenzaba una canción que interpretaba el mexicano Vicente Fernández. Ramón Ayala y sus Bravos del Norte cantaban: "Yo no cambiaba ni por mil puñados de oro las bendiciones ni el cariño de mi madre". Por su parte, Louis Armstrong o Harry Connick Jr. se encuentran entre los que han inmortalizado el famoso "Tin Roof Blues" de George Brunies. Y a su vez, el cubano Willy Chirino cantaba: "Oxigeno, esa mujer me da oxigeno, con su sonrisa simpática, con su presencia magnífica...".

¿Qué es lo que tienen en común esas canciones? Pues que todas, en sus títulos o sus letras, tienen referencias a elementos de la tabla periódica. Y precisamente los citados –plata, oro, estaño y oxígeno- son, en ese mismo orden, los más abundantes en la música, según un estudio que publicó Santiago Álvarez, profesor de la Facultad de Química de la Universidad de Barcelona en el ‘New Journal Chemistry’ (2008;32:571-580).

viernes, 14 de octubre de 2016

¿Masturbarse con un aspirador? Mala idea

Hace unos cuantos años un estadounidense de 29 años del estado de Michigan fue cazado in fraganti por la policía mientras se masturbaba con un aspirador en un tren de lavado de coches. Un vecino lo había visto en actitud sospechosamente amorosa con la máquina y había avisado a los agentes. El juez lo condenó a 90 días de cárcel, no solamente por escándalo público o exhibicionismo, sino también por haber convertido el pueblo en el hazmerreír mundial.

Es lo que tiene la práctica del sexo con aspiradores de trenes de lavado. A Jason Leroy Savage, que así se llamaba el tipo, le cayeron 90 días, pero al menos conservó el miembro... y la vida, algo que no siempre sucede a tenor de lo que podemos encontrar en la literatura médica.

En el ‘American Journal of Forensic Medicine and Pathology’ (1998;3:246-248), médicos de un hospital de Florida describieron el caso de un sujeto de 57 años que fue hallado muerto encima de su aspirador. Por lo visto, un vecino se quejó del ruido del aparato, que estaba funcionando desde hacía horas, y alertó a la policía. El cadáver estaba desnudo y había atado sus testículos, nalgas y muslos fuertemente con medias de mujer. Junto a él, en la mesa del comedor, había un frasco con orina, un lubricante y una pata de mesa de madera cubierta de excrementos, ya que se la había introducido por... Bueno, me callo. Creo que vais pillando la historia, ¿no?

martes, 4 de octubre de 2016

No hay cosa más rica que rascar (incluso) donde (no) pica

“Alivio del picor al rascarse ante un espejo: un estudio psicológico”. Ese es nada menos que el título de un artículo científico aparecido en PLoS ONE, publicación de la Public Library of Science de Estados Unidos, firmado por neurólogos alemanes de la Universidad de Luebeck (PLoS ONE 8(12): e82756. doi:10.1371/journal.pone.0082756).

Ya me referí a este estudio en el último post, y es que la investigación ganó en Premio Ig Nobel hace un par de semanas en la categoría de Medicina. ¿El motivo?: “Descubrir que si se siente picor en el lado izquierdo del cuerpo, se puede aliviar mirándose uno en un espejo y rascándose en el lado derecho del cuerpo (y viceversa)”, rezan los organizadores de estos divertidos premios que se entregan cada año en el campus de Harvard a los estudios científicos más insólitos y absurdos.

El artículo se publicó en diciembre de 2013, aunque ha sido ahora, gracias al Ig Nobel, cuando ha alcanzado el descubrimiento la repercusión que merece. Los autores explican que el picor puede definirse como una sensación desagradable que provoca el deseo de rascarse en el lugar donde se produce el picor. Obvio, ¿no? Rascarse alivia el picor, pero añaden que en muchas enfermedades inflamatorias de piel –como el eccema- se recomienda al paciente no rascarse porque ello causaría más inflamación y mayor deterioro de la piel. Además, los fármacos que ayudan a calmar el picor no siempre funcionan. Por lo tanto, para el doctor Christoph Helmchen y colegas firmantes del artículo, “existe una fuerte necesidad de intervenciones adicionales para el prurito (picor) persistente”. Y una de esas intervenciones podría ser la innovadora idea de “rascarse donde no pica”.