Si
alguien es descubierto retozando en la cama con otra persona que no es su
pareja, siempre puede echar la culpa al ADN. Y es que los factores genéticos,
al menos en parte, influyen en la infidelidad. Es una afirmación sorprendente,
pero es lo que concluía el doctor Tim Spector, de la Unidad de Investigación de Mellizos del
Hospital St. Thomas de Londres, autor de uno de esos estudios en los que se
comparan parejas de hermanos gemelos idénticos –que comparten el mismo material
genético- con parejas de mellizos no idénticos –criados en el mismo ambiente
pero con perfil genético distinto-. Este investigador dedujo hace unos años que los genes son responsables del 40% de la
infidelidad y promiscuidad de las mujeres.
En
su investigación, publicada en la revista 'Twin Research' con 1.600
parejas de hermanas –edad media de 50 años-, el 22% reveló haber sido infiel.
Si bien los genes ejercen esa influencia en el hecho de "poner los
cuernos" a la pareja, el doctor Spector señalaba que no parecían influir
en la actitud que tienen las mujeres respecto a la infidelidad, pues la mayoría
de las participantes del estudio, incluso muchas de las infieles, reconocían
que "estaba mal".
El
autor añadía que son muchos los genes asociados a esta conducta sexual y, según
sus investigaciones, se localizan en los cromosomas 3, 7 y 20. Desconozco si se ha realizado un estudio similar solo con varones.