martes, 22 de noviembre de 2016

¿Puede realmente el miedo helarnos la sangre?

En español solemos decir que “se nos hiela la sangre” cuando queremos expresar una gran sensación de miedo o de profundo sobrecogimiento. Los franceses tienen una expresión parecida –“glacer le sang”-, mientras que los anglosajones emplean un término algo más “biológico” cuando dicen que el miedo “can curdle blood”, que vendría a significar que “les coagula la sangre”. La idea de fondo es la misma sea cual sea el idioma utilizado y además se trata de una expresión que se emplea desde la época medieval.

¿Pero hasta qué punto es verdad? ¿Realmente puede el miedo helarnos o coagularnos la sangre en las venas? Puede pareceros una expresión un punto exagerada, pero eso no fue óbice para que investigadores holandeses de la Universidad de Leiden trataran de dar respuesta a la pregunta.

Sus resultados se publicaron en el British Medical Journal (BMJ. 2015; 351: h6367), en concreto en el número navideño del pasado año. No está de más recordar que esta prestigiosa revista médica tiene por costumbre incluir en su último número del año unos cuantos artículos científicos insólitos y chocantes en los que los médicos tienden a exhibir su sentido del humor, unas veces con más gracia que otras.

En este caso reclutaron a 24 voluntarios menores de 30 años. A 14 de ellos les hicieron ver una película de terror, y al cabo de una semana, a la misma hora del día, un documental educativo. Los 10 voluntarios restantes hicieron lo mismo, pero en orden inverso. Es decir, primero vieron el documental y a la semana la peli de terror.

martes, 15 de noviembre de 2016

Nudillos crujientes y riesgo de artrosis

Cuando pensamos en científicos que experimentan consigo mismos es fácil que el primero que nos venga a la cabeza sea el Dr. Jekyll, aquel inmortal personaje de Robert Louis Stevenson con doble personalidad que se transformaba en el peligroso míster Hyde tras ingerir un brebaje.

La ciencia-ficción nos proporciona bastantes más ejemplos, desde ‘El hombre invisible’ de H.G. Wells, que se publicó en 1897, hasta la película ‘El hombre con rayos X en los ojos’, que llevó al cine Roger Corman en 1963, basándose en una historia de Ray Russell, o ‘La mosca’, relato escrito por George Langelaan del que se han hecho varias versiones cinematográficas, posiblemente la más famosa la de David Cronenberg de 1986.

Actores como Spencer Tracy, Claude Rains, Ray Milland y Jeff Goldblum se metieron en la piel de esos autores de descubrimientos increíbles que salían mal parados tras experimentar sus hallazgos en su propio cuerpo, ya fuera transformándose en siniestro psicópata o, peor aún, en insecto gigantesco.

Lo cierto es que sí que existen científicos que prueban sus ideas en su propio organismo. Hace unos cuantos años, un veterinario norteamericano llamado Robert A. Lopez, consiguió el Premio IgNobel por prestar su cuerpo al bien de la ciencia. Sus experimentos consistieron en extraer ácaros de los oídos de gatos y metérselos en sus propios oídos. Este investigador amante de los animales publicó sus resultados en el Journal of the American Veterinary Medical Association (1993;203:606-607).