martes, 1 de marzo de 2016

Un Cielo más caluroso que el mismísimo Infierno

Instruir a los estudiantes y al público sobre asuntos científicos peliagudos requiere a veces utilizar la imaginación y echar mano de temas que sean atractivos precisamente por ser insólitos. Eso es lo que pensó el Prof. Ronald DeLorenzo, del Departamento de Química del Middle Georgia College, y que ha publicado a lo largo de años cientos de curiosos artículos, además de algunos libros.

Uno de sus trabajos más chocantes fue calcular la temperatura del Cielo y del Infierno a partir de citas bíblicas, que fue publicado en el Journal of Chemical Education (J Chem Educ 1999;76:503). Así, el Prof. DeLorenzo tomó el versículo de Apóstoles 21:8, en el que se describe el infierno como "el lago que arde con fuego y azufre", y al aplicar sus conocimientos de química, estimó que allí hay un mínimo de 120 grados centígrados, que es la temperatura de fusión del azufre, aunque menos de 445º C.

Para calcular la temperatura en el cielo, el punto de partida fue la cita de Isaías 30:26, donde se explica que en el cielo "la luz de la luna será como la luz del sol y la del sol será siete veces mayor que sería la luz reunida en siete días". Incluso siendo una licencia poética, la enunciación del problema es bastante liosa. Pero el Prof. DiLorenzo la tomó literalmente y decidió que es necesario utilizar la física para esclarecer semejante embrollo. Para ello, utilizó la ley de Stefan-Boltzman y concluyó que el cielo está a 519ºC. Por lo visto, resulta que en el infierno hace menos calor que en el cielo.


Sin embargo, sus resultados no convencieron a todos, y no fue un teólogo quien rebatió los argumentos del Prof. DeLorenzo, sino otro experto en química, el Prof. Mário Nuno Berberan e Santos, del Instituto Superior Técnico de Lisboa.

En una carta remitida a la misma publicación, el científico portugués comenzó criticando que lo que explica el Prof. DeLorenzo no es más que un "viejo chiste" que data de los años treinta y que se ha publicado en numerosas ocasiones. Y además, a su juicio, los datos están plagados de errores que no deberían perpetuarse. "Algunos habitantes del infierno no estarían de acuerdo" con esos resultados, escribe el Prof. Berberan e Santos. Por ejemplo, matiza que la temperatura de fusión del azufre está calculada en relación con una presión atmosférica terrestre, de 1 bario, pero que parece razonable pensar que una atmósfera infernal tendría una presión mucho mayor. Así, calcula que lo único deducible de la cita bíblica es que la temperatura del infierno es inferior a 1.041ºC, que es la temperatura crítica del azufre elemental.

En su carta de respuesta, el químico portugués calcula que la temperatura en el cielo es sólo 8 veces mayor que en la Tierra, lo que da lugar a 231ºC, casi la mitad de lo que estima el Prof. De Lorenzo.

Y todo eso sin tener en cuenta que algunos teólogos del siglo XVII pensaban que el infierno estaba localizado en el sol, cuya temperatura es aún mucho más elevada... Sea como sea, con esos calores del más allá, a uno no le entran ningunas ganas de abandonar esta vida terrenal.


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