miércoles, 30 de marzo de 2016

Depilación genital, pelillos a la mar

Hace poco más de un mes leí una noticia en la que un dermatólogo advertía de que la depilación genital incrementa “de forma alarmante” –según el titular- las enfermedades de transmisión sexual (ETS). La noticia procedía de una agencia de prensa y en general hablaba de las ETS en el marco de la celebración del Día de la Salud Sexual en una fecha tan romántica como es el 14 de febrero. Con un titular tan “alarmante” en sí mismo, no fue raro que acabara divulgándose en decenas de medios escritos del país.

Debo confesar que me picó la curiosidad y me dispuse a bucear por las bases de datos de la literatura médica para saber en qué medida la relación entre la depilación genital y las infecciones u otro tipo de complicaciones ha sido objeto de estudio.

De entrada, no parece estar del todo claro por qué los humanos tenemos vello púbico. Existe la teoría de que puede tener algún tipo de relación con las feromonas, de modo que los pelillos captarían esas sustancias volátiles que incrementan el deseo sexual en otros congéneres. Solo que tampoco está claro que los humanos segreguemos feromonas. Otros científicos sostienen que ejerce un papel protector, especialmente en la mujer, para evitar que penetren en la vagina microbios y otras partículas extrañas, aunque esto no ayuda a explicar el vello púbico en los hombres.

En cualquier caso, hay bastantes artículos publicados en revistas científicas que han estudiado la práctica de depilarse la zona genital y sus consecuencias, tanto en mujeres como en hombres, a pesar de que Ramsey y colaboradores, en su revisión sobre el vello púbico y la sexualidad (J Sex Med. 2009;6:2102-2010), consideraran que se trata de un tema "no suficientemente explorado en el ámbito de la medicina sexual".

En ese trabajo se explica que en la historia del arte no se ha representado el vello púbico hasta finales del siglo XIX, y que las esculturas del antiguo Egipto y la antigua Grecia constituyen evidencias de que las mujeres de esas culturas practicaban algún tipo de depilación o afeitado genital, tal vez porque lo contrario se consideraba “incivilizado”. De hecho, se señala que las mujeres de la antigua Roma que se depilaban eran precisamente las de las clases altas.

En cuanto a la moda actual, los autores creen que la ausencia de vello púbico puede comportar algunos beneficios en términos de mayores sensaciones y mayor satisfacción sexual, si bien se trata de algo difícil de cuantificar científicamente. Por otro lado, escriben que la tendencia actual podría estar relacionada, ni más ni menos, que "con el mayor acceso a la pornografía a través de internet". Su experiencia tendrán...

Un estudio más reciente (J Sex Med. 2015;12:48-58) realizado en Estados Unidos trató de comprender por qué gran parte de la población joven se depila o afeita sus partes íntimas, a través de encuestas a 1.100 estudiantes de dos universidades del país, concretamente 671 mujeres y 439 hombres. Resultó que el 95% de las personas encuestadas se había depilado o afeitado el vello púbico al menos una vez en las últimas 4 semanas. El afeitado fue la técnica más habitual (82% de las mujeres y 49% de los hombres). En cuanto a gustos, el 60% de los varones declaró que prefería tener una pareja sexual libre de pelillos frente al 24%, que prefería parejas con el vello púbico intacto. Para el 16% restante la presencia o ausencia de vello les era indiferente. Tal vez su ilusión era tener pareja, con pelos o sin ellos.

Para las mujeres, según la encuesta, unos genitales libres de vello se asocian a limpieza, comodidad, atracción sexual y aceptación de las normas sociales del grupo.

En cuanto a los riesgos del afeitado, el único efecto adverso del que se quejaron los participantes en este estudio fue el picor, que afectaba al 80% de los partidarios y partidarias de las cuchillas de afeitar.

Vamos con otro trabajo, publicado por Ridell et al. (Can J Hum Sex. 2010;19:121-130) sobre las motivaciones que tienen las mujeres para depilarse la zona genital. Muestra que más de 500 de las 660 féminas canadienses encuestadas lo hacía –entre otras cosas- para que no asomaran pelillos fuera de sitio cuando van en traje de baño o en bikini. Ese fue el motivo más citado. El segundo fue “sentirse atractivas”, y el tercero “sentirse más limpias”. El hecho de que los hombres lo prefieran depilado fue el motivo menos citado de todos los propuestos en la encuesta.

No es el único estudio de su clase. Por poner un ejemplo más, citaré el que tiene como primera firmante a la doctora Debra Herbenick (J Sex Med. 2010;7:3322-3330) y que analizó la prevalencia, características y métodos de eliminación del vello púbico entre las mujeres estadounidenses. Para ello se entrevistó a 2.451 féminas de 18 a 68 años de edad. La depilación o afeitado total de la zona genital se asoció a una edad más joven, a la orientación sexual, al estatus de relación sexual, al hecho de haber sido objeto de cunnilingus en algún momento de las 4 semanas previas –un dato científicamente inspirador- y a haber obtenido una mayor puntuación en dos escalas que miden la autoimagen genital femenina y la función sexual en mujeres.

En relación con lo que comentaba al inicio de este post, uno de los estudios que tal vez más han profundizado en las complicaciones asociadas a la depilación genital es el de Andrea L. DeMaria, de la Universidad de Texas (Am J Obstet Gynecol. 2014;210:528). Esta investigadora explica, basándose en 333 encuestas realizadas a mujeres de 16 a 40 años, que el 87% admiten eliminar parcial o totalmente el vello de su zona genital. Como dato curioso, se trata de una práctica más habitual entre las mujeres de peso normal que entre las que tienen sobrepeso u obesidad. El 60% refieren haber tenido alguna complicación, lo más frecuente abrasiones en la piel y pelos encarnados, esos que se quedan sin salir y acaban formando un asqueroso grano purulento.

El estudio señala que solamente el 4% han acudido alguna vez al médico a causa de una complicación derivada de esta práctica. En conclusión, la doctora DeMaria termina escribiendo que las complicaciones son frecuentes pero de escasa importancia.

En este contexto, también vale la pena mencionar otro trabajo que estudió las lesiones atendidas en los servicios de urgencias de Estados Unidos relacionadas con el “acicalado” del vello púbico (Urology. 2012;80:1187-1191). Sus datos se basan en el Sistema Electrónico Nacional de Vigilancia de Lesiones, en el que encontraron 335 casos de lesiones genitourinarias atendidas en urgencias entre 2002 y 2010 por el uso de productos para el cuidado del vello púbico. Los autores estiman que la cantidad de casos se multiplicó por cinco entre 2002 y 2010. En la mayor parte (82%) se trató de lesiones causadas con cuchillas de afeitar, sobre todo laceraciones. La localización más frecuente de esas lesiones fueron los labios externos. Igual que en el otro estudio citado, los autores concluyen que el afeitado de la zona genital no provoca más que complicaciones menores.

Ahora bien, también es cierto que hay estudios que revelan complicaciones más importantes y que dan la razón a los médicos que advierten del incremento de enfermedades de transmisión sexual. En una carta a la revista ‘Sexually Transmited Diseases’ (Sex Transm Infect 2013;89:216), un dermatólogo francés, François Desruelles, junto con otros médicos, explica que la incidencia de infecciones por el virus Molluscum contagiosum transmitido por vía sexual han aumentado considerablemente en lo que llevamos de nuevo milenio y creen que puede deberse a la creciente moda de depilarse el vello púbico. Basan su afirmación en un pequeño estudio con 30 pacientes infectados (6 mujeres y 24 hombres) de los que el 93% se había depilado o afeitado la zona. En este sentido, consideran esta práctica como un factor de riesgo de ETS menores, aunque también opinan que también puede comportar un mayor riesgo de contraer el virus del papiloma humano.

Para finalizar, no puedo evitar mencionar un caso clínico (Int Wound J. 2013;10:482-483), el de un tipo de 32 años que acudió al médico con quemaduras químicas profundas en el pene por habérselo untado accidentalmente con una crema depilatoria, lo cual le provocó una inflamación importante y fuertes dolores a la hora de mear. Fue tratado en el departamento de quemados un hospital de Newcastle (Reino Unido) y la cosa no pasó a mayores, pero nos deja como moraleja la necesidad de ir con cuidado con esas cremas baratas y fáciles de usar, pues en ocasiones podrían acabar con algo más que los pelillos. Dicho queda.


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