Los medios de comunicación han destacado esta semana un
informe de la Organización Mundial de la Salud en el que se muestra que el 43%
de las adolescentes de 15 años piensa que está demasiado gorda, cuando en
realidad solamente el 20% cumpliría los criterios de sobrepeso u obesidad.
Está claro que para muchas personas el exceso de peso es una
preocupación importante, ya sea por motivos estéticos o de salud, y a medida
que se acerca el verano mucha gente desea eliminar esos kilos de más que se han
ido acumulando a lo largo del invierno y que no gusta exhibir en playas o
piscinas.
Y el volumen de las posaderas ocupa un lugar preferente en
la lista de inquietudes, un asunto que conduce a dietas estrictas, horas de
gimnasio y dinero invertido en potingues anticelulíticos varios.
Pues bien, vale la pena comentar que un artículo publicado
en Cell Metabolism (2008;7:359-361)
concluye que un culo voluminoso tiene sus ventajas desde el punto de vista de
la salud.
El Dr.
C. Ronald Kahn, de la Facultad de
Medicina de Harvard, que es uno de los autores firmantes, explica que en
nuestro organismo tenemos distintos tipos de grasa y que la que se acumula en
la barriga tiene poco que ver con la de las nalgas. Si bien la del abdomen, la
llamada grasa visceral, aumenta el riesgo de desarrollar diabetes y enfermedad
cardiovascular, algunos estudios han mostrado que aquellas personas con
abundante grasa acumulada en el trasero y las caderas –la que llaman grasa subcutánea-
parecen ser menos propensas a esas enfermedades.
La citada investigación va incluso más allá y, según el Dr.
Kahn, arrojó "resultados sorprendentes". Resulta que tomaron grasa
subcutánea y la trasplantaron al abdomen de ratones, lo cuales experimentaron
una mejoría de la sensibilidad a la insulina, perdieron peso y sus células de
grasa visceral se encogieron, sin que hubiera ningún cambio en la dieta ni en
el nivel de actividad física de esos roedores.
El experimento revela que esa grasa de la que tanto se
quejan quienes tienen un cuerpo en forma de pera puede tener propiedades
terapéuticas y prevenir trastornos metabólicos, especialmente si las células de
grasa subcutánea se inyectan en el abdomen. "Creo que es un resultado
importante –decía en una entrevista el citado investigador- porque no sólo
significa que no toda la grasa es mala, sino que sugiere un aspecto especial de
la grasa que debemos investigar más a fondo".
No se trata de que cada cual se clave por su cuenta una
jeringa para extraer esa grasa sobrante del muslo e inyectársela debajo del
ombligo. Lo que se proponen los autores es hallar las sustancias de la grasa
abdominal responsables de esos beneficios metabólicos y desarrollar fármacos
que imiten su función.
Mientras tanto, millones de mujeres con abundante trasero
pueden sentirse agraciadas y tener la satisfacción de que la naturaleza las
haya dotado de unas nalgas más saludables que las de cualquier top-model.
Como
cantaba Freddie Mercury: "Fat bottomed girls, you make the rockin' world
go round..." (Chicas de culo gordo, vosotras hacéis que el mundo
gire)
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