Durante los años que me he dedicado a buscar investigaciones
científicas estrafalarias e inventos esperpénticos siempre he tenido claro que los
japoneses son los líderes mundiales en este último apartado. La imaginación de los
nipones para las invenciones rocambolescas no parece tener límites. Hasta tienen un
término específico para ellas: ‘chindōgu’, que significa algo así como
‘herramienta extraña’ y que se define como un invento que parece ser la
solución ideal para un determinado problema pero acaba resultando todo lo
contrario y, por lo tanto, resulta ser inadecuado y absurdo. Hasta existe una Sociedad Internacional de Chindōgu,
encargada de determinar los requisitos necesarios para que un invento sea
considerado un auténtico ‘chindōgu’, entre ellos que se haya fabricado
realmente, que no pueda usarse, que haya sido pensado para un uso cotidiano y
que no pueda patentarse ni registrarse.
No obstante, hay muchos inventos japoneses que sin ser reunir estrictamente esos requisitos han visto la luz. Por ejemplo, el traductor de ladridos ideado
por una compañía llamada Takara, ganadora del Premio Ig Nobel en 2002, consistente en
un micrófono incorporado al collar del perro y de una consola capaz de
interpretar –según citaban los fabricantes- los ladridos y traducirlos en forma
de "200 frases o palabras" agrupadas en seis categorías emocionales
distintas, que iban desde la alegría, la frustración y la amenaza al dolor, la
demanda y la autoexpresión. En inglés se llamó se llamó Bow-lingual y su
primera versión era válida para 50 razas caninas. Lo podéis comprar por Amazon al módico precio de 295 dólares.
También nació en Japón un sistema para detectar la
infidelidad masculina bautizado como ‘S-check’. Consistía en un spray con el
que la esposa celosa podía rociar los calzoncillos de marido cuando este se los
quitaba tras regresar a casa y, si había algún rastro de semen en la prenda
interior, la zona manchada se volvía de un color verde fosforescente y delataba así al marido infiel, incluso hasta dos semanas después del escarceo
amoroso extramarital. Siempre y cuando no se hubieran lavado los calzoncillos,
obviamente.
Otro ejemplo fue un detector respiratorio de halitosis capaz
de identificar las sustancias sulfurosas del aliento tan bien como un cromatógrafo
de gases, tal como se comprobó en un estudio con 20 voluntarios (Nippon
Shishubyo Gakkai Kaishi 1998;30:1135-1140). Se defendió su uso en la consulta médica diciendo que podía servir para que los galenos con reparos comprobaran realmente el aliento fétido de sus pacientes sin tener que acercar sus narices.
De hecho, el invento del que quiero hablar hoy está
emparentado con ese detector que ayuda a identificar a las personas a las que
les canta la boca como un escape de gas, con la salvedad de que la nueva
invención detecta el mal olor corporal y utiliza la tecnología móvil.
Se llama KunKun y lo fabrica la compañía Konica Minolta, sí la misma que las fotocopiadoras. Se trata de un
dispositivo que se puede llevar en el bolsillo y que se sincroniza con el
smartphone, de manera que el dueño se lo puede acercar a sus axilas, sus pies,
su cabello o cualquier otra zona que se os ocurra, y el móvil le dirá si su
olor corporal –o hedor corporal, para ser más precisos- sobrepasa los límites
de lo aceptable para las pituitarias que le rodean. Es como acercar la nariz al
propio sobaco y husmearlo pero en versión tecnológica, con gráficos, números y todo eso que usan los científicos.
El aparato detecta las sustancias químicas
asociadas a tres tipos de efluvios: sudor (amoniaco y ácido isovalérico), aroma
grasiento (diacetilo) y olor a viejo
(2-nonenal). Impresionante. y es que, por lo visto, los japoneses están muy preocupados con este
tema del aroma humano y el sistema está pensado para aquellos que no son
capaces de saber si ellos mismos huelen a rancio, a veces por estar afectados
por algún tipo de trastorno metabólico, por hiposmia o por un simple resfriado.
Que sepáis que todavía no está a la venta, aunque se prevé
el lanzamiento para este próximo verano, cuando el calorcito apriete, así que puede ser
todo un bombazo en los repletos vagones de metro de Tokio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario