domingo, 26 de marzo de 2017

Grupo sanguíneo B y no comerse un rosco en Corea

Con cierta frecuencia determinadas revistas y diarios nos revelan los resultados de encuestas sobre la pareja ideal. Que si ellas los prefieren ‘cachas’, sensibles y sin calzoncillos largos, o que si a ellos les gustan simpáticas y que sepan hacer una buena tortilla de patatas.

Hasta ahí nada fuera de lo normal. Sin embargo, una encuesta de este estilo realizada en Corea del Sur mostró hace un tiempo que casi la mitad de las chicas rechazaría salir con un joven cuyo grupo sanguíneo fuera el B.

¿Por qué? Pues porque la cultura popular en Extremo Oriente, desde hace muchos años, relaciona ese grupo sanguíneo en el varón con individuos egoístas, infieles y sinvergüenzas.

El origen de la tontería se halla en un libro aparecido en 1927, ‘El estudio del temperamento a través del grupo sanguíneo’, del psicólogo japonés Takeji Furukawa. En los años setenta retomó el tema con éxito Masahiko Nomi en su libro ‘Lo que los tipos de sangre revelan sobre la compatibilidad’, desencadenante de esas "creencias" que todavía perviven.

Hace algo más de una década una comedia surcoreana titulada ‘Un novio del grupo sanguíneo B’ cuadruplicó su presupuesto en beneficios. El protagonista es un tipejo tacaño y narcisista que no hacía más que mirar a otras mujeres aun cuando estaba con su novia.

El grupo sanguíneo de la protagonista femenina es el A, asociado a mujeres tímidas e incompatibles con los varones del grupo B. ‘Citarse con un hombre tipo B’ fue el título de otro libro que arrasó en las librerías del mismo país y que aconsejaba cómo lidiar con un individuo de esas desagradables características.

¿Y qué dice la ciencia al respecto? Pues lo que era de esperar: que es una solemne majadería, lo mismo que relacionar el carácter con el signo del zodiaco o intentar adivinar el futuro midiendo los niveles de caspa.

Pero al margen de las conclusiones científicas, en Japón se dan casos empresas que exigen un determinado grupo sanguíneo para cubrir un puesto de trabajo específico, o de guarderías que educan a los niños de manera distinta en función de su grupo. Y lo que parece claro es que los jóvenes surcoreanos solteros del grupo B no se comen una rosca.


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