miércoles, 8 de febrero de 2017

A vueltas con el índice y el anular... y el tamaño del pene

Recupero un antiguo artículo que ya publiqué hace unos años en una revista médica, y que explicaba lo siguiente: si usted es varón y su dedo anular de la mano derecha es considerablemente más largo que su dedo índice, la naturaleza puede haberle otorgado múltiples dones.

Si ya ha acabado de mirarse la mano, puede seguir leyendo...

La relación entre la longitud del segundo y cuarto dedo, también conocida por quienes lo investigan como ratio 2D-4D, se considera un marcador de la exposición prenatal a andrógenos, testosterona incluida, lo cual influye en distintas facetas del individuo.

A principios del nuevo milenio un equipo de la Universidad de Liverpool publicó que los futbolistas profesionales tienen un menor ratio 2D-4D –cuanto más largo sea el anular respecto al índice- que el resto de individuos. También vio que los titulares tienen menor ratio 2D-4D que los que chupan banquillo y que los internacionales también poseen anulares claramente más largos que los nunca convocados para su selección  (Evol Hum Behav. 2001;22:61-69). Los autores opinaban que la testosterona tanto prenatal como en la edad adulta promueve el desarrollo de habilidades útiles para el deporte, tal como comprobaron otros trabajos en relación con el baloncesto o el esquí.

Pero la cosa va mucho más allá de lo puramente atlético. Un equipo de la Universidad de Cambridge investigó a 44 operadores financieros de la City de Londres que trabajan con un tipo de transacciones que exige decisiones rápidas y reacciones físicas inmediatas. Aquellos con menor ratio 2D-4D tenían más éxito y conseguían más beneficios a lo largo de 20 meses (Proc Natl Acad Sci. 2009;13;106:623-8). Sin embargo, esa medición de dedos parece relacionarse con una más acertada capacidad para la toma rápida de decisiones y no tanto con la capacidad intelectual en sí.

Veamos otro estudio, esta vez de científicos italianos de la Universidad de Catania, con participación de 48 estudiantes. Sus resultados muestran que el ratio 2D-4D se correlacionó con las notas obtenidas en las pruebas de admisión en la Facultad de de Medicina, pero no con las notas medias de los exámenes que hicieron a lo largo del curso (Mol Med Report. 2011;4:471-6).

Del mismo modo, se ha estudiado si este asunto de los dedos tiene que ver con el atractivo físico. Un equipo de la Universidad de Ginebra midió los dedos de 49 varones adultos, les tomó fotos, grabó su voz e incluso recogió muestras del olor de sus axilas para presentarlas a dos grupos de mujeres (Proc Biol Sci. 2011 Apr 20). Pues bien, aquellos con menor ratio 2D-4D fueron considerados más guapos de cara por la féminas participantes, pero la longitud de los dedos no se asoció con el atractivo de su voz ni con el supuesto sex appeal que podía desprenderse del olor de su sobaco. Quizá en esto último la higiene pudiera ser un factor de confusión a tener en cuenta.

Pero ya puestos a rizar el rizo, uno de los trabajos que más curiosidad han despertado últimamente nos llegó de Corea del Sur. Y es que un equipo del Hospital Gachon Gil, de Incheon, se han dedicado a investigar si aquellos hombres que tienen el dedo anular más largo en comparación con el índice tienen también un pene de mayor tamaño (Asian J Androl. 2011 Jul 4. doi: 10.1038/aja.2011.75). Pidieron permiso a 144 hombres adultos, que estaban ingresados por problemas urológicos que nada tenían que ver con la longitud de su miembro viril, para medir sus dedos y después, bajo anestesia, un investigador distinto midió su pene tanto flácido como estirado. Su conclusión es que cuanto menor es el ratio 2D-4D mejor dotado está el individuo.

Casi podría crearse un nuevo culto adivinatorio –rollo quiromancia y similares- basado en la longitud de los dedos, dado que un vistazo rápido a la mano de un varón nos permite predecir si se puede confiar en él como agente de bolsa y titular de la selección de fútbol o, a quien le interese, si la naturaleza –o los andrógenos prenatales- lo ha dotado de un buen atributo en la entrepierna. Y, chicos, dejad de mirar vuestros dedos, que no van a crecer (y ninguna otra cosa tampoco) nada por mucho que los miréis fijamente.


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