Recupero un antiguo artículo
que ya publiqué hace unos años en una revista médica, y que explicaba lo
siguiente: si usted es varón y su dedo anular de la mano derecha es
considerablemente más largo que su dedo índice, la naturaleza puede haberle
otorgado múltiples dones.
Si ya ha acabado de mirarse
la mano, puede seguir leyendo...
La relación entre la
longitud del segundo y cuarto dedo, también conocida por quienes lo investigan
como ratio 2D-4D, se considera un marcador de la exposición prenatal a
andrógenos, testosterona incluida, lo cual influye en distintas facetas del
individuo.
A principios del nuevo milenio un equipo
de la Universidad de Liverpool publicó que
los futbolistas profesionales tienen un menor ratio 2D-4D –cuanto más largo sea
el anular respecto al índice- que el resto de individuos. También vio que los
titulares tienen menor ratio 2D-4D que los que chupan banquillo y que los
internacionales también poseen anulares claramente más largos que los nunca
convocados para su selección (Evol
Hum Behav. 2001;22:61-69). Los autores opinaban que la testosterona tanto
prenatal como en la edad adulta promueve el desarrollo de habilidades útiles
para el deporte, tal como comprobaron otros trabajos en relación con el
baloncesto o el esquí.
Pero la cosa va mucho más
allá de lo puramente atlético. Un equipo de la Universidad
de Cambridge investigó a 44 operadores financieros de la City de Londres
que trabajan con un tipo de transacciones que exige decisiones rápidas y
reacciones físicas inmediatas. Aquellos con menor ratio 2D-4D tenían más éxito
y conseguían más beneficios a lo largo de 20 meses (Proc
Natl Acad Sci. 2009;13;106:623-8). Sin embargo, esa medición de dedos
parece relacionarse con una más acertada capacidad para la toma rápida de
decisiones y no tanto con la capacidad intelectual en sí.
Veamos otro estudio, esta
vez de científicos italianos de la Universidad
de Catania, con participación de 48 estudiantes. Sus resultados muestran
que el ratio 2D-4D se correlacionó con las notas obtenidas en las pruebas de
admisión en la Facultad de de Medicina, pero no con las notas medias de los
exámenes que hicieron a lo largo del curso (Mol Med Report.
2011;4:471-6).
Del mismo modo, se ha
estudiado si este asunto de los dedos tiene que ver con el atractivo físico. Un
equipo de la Universidad
de Ginebra midió los dedos de 49 varones adultos, les tomó fotos, grabó su
voz e incluso recogió muestras del olor de sus axilas para presentarlas a dos
grupos de mujeres (Proc
Biol Sci. 2011 Apr 20). Pues bien, aquellos con menor ratio 2D-4D fueron
considerados más guapos de cara por la féminas participantes, pero la longitud
de los dedos no se asoció con el atractivo de su voz ni con el supuesto sex appeal que podía desprenderse del
olor de su sobaco. Quizá en esto último la higiene pudiera ser un factor de
confusión a tener en cuenta.
Pero ya puestos a rizar el
rizo, uno de los trabajos que más curiosidad han despertado últimamente nos
llegó de Corea del Sur. Y es que un equipo del Hospital Gachon Gil, de Incheon,
se han dedicado a investigar si aquellos hombres que tienen el dedo anular más
largo en comparación con el índice tienen también un pene de mayor tamaño (Asian
J Androl. 2011 Jul 4. doi: 10.1038/aja.2011.75). Pidieron permiso a 144
hombres adultos, que estaban ingresados por problemas urológicos que nada tenían
que ver con la longitud de su miembro viril, para medir sus dedos y después,
bajo anestesia, un investigador distinto midió su pene tanto flácido como
estirado. Su conclusión es que cuanto menor es el ratio 2D-4D mejor dotado está
el individuo.
Casi podría crearse un nuevo
culto adivinatorio –rollo quiromancia y similares- basado en la longitud de los
dedos, dado que un vistazo rápido a la mano de un varón nos permite predecir si
se puede confiar en él como agente de bolsa y titular de la selección de fútbol
o, a quien le interese, si la naturaleza –o los andrógenos prenatales- lo ha
dotado de un buen atributo en la entrepierna. Y, chicos, dejad de mirar
vuestros dedos, que no van a crecer (y ninguna otra cosa tampoco) nada por
mucho que los miréis fijamente.
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