viernes, 14 de septiembre de 2018

Sellos postales y erecciones nocturnas


Antes de nada, pido perdón por no haber publicado nada nuevo en este blog desde hace bastantes meses. No por falta de material ni por falta de ganas. Pero, en fin, aquí estoy de vuelta para poner de manifiesto una vez más que los científicos pueden ser divertidos y hasta estrafalarios sin ni siquiera pretenderlo.

La motivación para ponerme manos a la obra fue la entrega de los Premios IgNobel ayer por la noche en el Sanders Theatre del campus de Harvard, como siempre con Marc Abrams como maestro de ceremonias. Otros próximos posts los dedicaré a otras categorías de la presente edición, mientras que en este quiero comentar uno de los premios que más me ha llamado la atención. Se trata del galardón en la categoría de Medicina Reproductiva, otorgado a un estudio publicado hace casi 40 años, titulado “Monitorización de la tumescencia peneana nocturna con sellos”.

Es de alabar que, después de tanto tiempo, fueran los autores originales del artículo, aparecido en la revista Urology en el año 1980 (Urology 1980;15:171-172), quienes acudieran a recoger el premio en persona: los doctores John Barry –nada que ver con el compositor de bandas sonoras para James Bond o 'Memorias de Africa'-, Bruce Blank y Michael Boileau, que trabajaban por entonces en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Oregon, en Estados Unidos.

La historia no tiene nada que ver con lo que un psicoanalista podría describir como erotismo filatélico, sino con un procedimiento sencillo para corroborar si individuos sexualmente impotentes eran capaces de conseguir erecciones mientras dormían.

Evidentemente, una forma fácil de comprobar la existencia de erecciones nocturnas es que otra persona se encargue de hacer la pertinente observación, ya sea la pareja, el urólogo o quien haga falta. Aunque, claro, se trata de una tarea que le obligaría a permanecer insomne y, para muchos, no especialmente apasionante.

A los investigadores mencionados se les ocurrió que podían solucionar el tema utilizando sellos postales –he preferido evitar el término “correos” para evitar confusiones-. En su artículo explicaban que los hombres con impotencia psicogénica tienen erecciones normales mientras duermen, al contrario que los afectados por impotencia de origen orgánico. En aquella época ya se utilizaba un aparato de bandas extensométricas con mercurio para medir la presión ejercida por el pene en erección, pero su propuesta de los sellos podía considerarse más sencilla y barata, a no ser que se utilizaran sellos de esos que valen una millonada para los coleccionistas.

Las instrucciones, según el artículo, indican que debía utilizarse una tira de cuatro sellos para rodear el miembro viril y humedecer el último para adherirlo debidamente, creando así una especie de anillo. Pero es mejor leer las explicaciones textuales de los autores, que no dejaban lugar a dudas:

1) Utilice un calzoncillo con bragueta.

2) Saque el pene por la bragueta. Esto dejará la mayor parte del vello púbico pegada al cuerpo.

3) Envuelva el cuerpo del pene cómodamente con la tira de sellos y moje el que se va a superponer para cerrar el anillo.

4) Después de que el anillo se haya secado, recoloque cuidadosamente el pene dentro del calzoncillo y no se lo quite para ir a dormir.

5) Al despertar, compruebe si el anillo se ha roto a lo largo de las perforaciones que separan cada sello.

6) Repita la prueba las noches siguientes.

Los investigadores de Oregon comprobaron la utilidad de su procedimiento en un grupo de 22 varones sanos, sin disfunción eréctil, de 22 a 57 años de edad, así como en un grupo de 11 individuos diagnosticados de impotencia debido a arteriosclerosis, diabetes, lesión de la médula espinal o linfoma.

Los resultados revelan que en el grupo de potentes varones se registraron 58 roturas de las perforaciones de los sellos de un total de 62 noches evaluadas. Pero en algunos casos había explicación: “Los anillos de sellos no se rompieron durante dos noches consecutivas en un sujeto de 28 años que tuvo relaciones sexuales antes de acostarse las tres noches en que fue sometido a la prueba”. Todo un machote, vamos. En otros, el anillo no se rompió porque no estaba bien pegado del todo.

En el grupo de los 11 individuos con impotencia, de las 30 pruebas realizadas el anillo de sellos apareció intacto la mañana siguiente en 29. Únicamente hubo rotura una noche en el caso de un paciente con lesión medular.

Todos estos datos ponían de manifiesto no solamente la efectividad del invento sino también su diferencia de coste respecto a los métodos mas sofisticados. “Tres noches de ingreso hospitalario para realizar las pruebas de tumescencia peneana -escribían-, incluyendo la observación directa de las erecciones y los honorarios profesionales del médico, ascienden a 500 dólares, mientras que los sellos para las tres noches no llegan a 30 centavos”. Teniendo en cuenta que la proporción de fumadores desciende y que con whatsapps y emails ya queda muy poca gente que escriba cartas, ideas como esta pueden dar alguna que otra alegría a los estanqueros.

Un par de apuntes para finalizar. En los sellos utilizados para el estudio no aparecía el careto de Donald Trump como la imagen que he puesto para ilustrar este post. Difícilmente tremparía nadie en su sano juicio, ni siquiera en sueños.

También hay que añadir que aquel método del anillo de sellos había sido presentado por sus inventores en 1979 en una reunión de la Sociedad Americana de Urología, donde obtuvo el Primer Premio entre las comunicaciones presentadas en mesas redondas, y además, fue bautizado posteriormente como PotenTest y evaluado en diversos estudios por otros investigadores.


No hay comentarios:

Publicar un comentario