Con luna llena los licántropos se transforman. No lo dice la
ciencia sino las leyendas. También existe la creencia de que en luna llena
nacen más niños, y hay quien asegura que las salas de urgencias de los
hospitales atienden más casos de lesiones por incidentes violentos, hay más
ingresos psiquiátricos e incluso más accidentes.
Sobre este último punto, un nuevo estudio concluye que en
plenilunio hay más accidentes mortales de moto, al menos en Estados Unidos,
Canadá, Reino Unido y Australia.
La investigación se publica en el número navideño del British Medical Journal, algo que obliga a cogerla con pinzas, ya que tradicionalmente
incluye artículos médicos que destacan por ser insólitos, incluso
estrafalarios. En fin, el tipo de trabajos que comento en este blog.
Por ejemplo, este año hay
artículos que plantean si existe la “gripe del hombre”, no en el sentido de
“gripe humana”, sino de "gripe del varón" que se siente hecho puré por un simple
resfriado y se mete en la cama como si se estuviera muriendo (BMJ 2017;359:j5560); o
sobre el uso inadecuado que hace Pepa Pigg del médico de atención primaria (BMJ 2017;359:j5397).
Sin embargo, el trabajo sobre las motos y la luna entraría en la categoría de chocante o curioso, pero no por ello menos preocupante.
Resulta que a los investigadores Donald Redelmeier y Eldar
Shafir, de las universidades de Toronto y Princeton, respectivamente, les dio
por estidiar si la luna llena se relaciona con la mortalidad por accidente de
moto (BMJ 2017;359:j5367).
Así que se pusieron a analizar los datos del registro
oficial de accidentes de tráfico de Estados Unidos entre 1975 a 2014, y calcularon
los accidentes mortales en noches de luna llena en comparación con los
ocurridos una semana antes y una semana después.
Los resultados arrojan un total de 13.029 personas que
sufrieron un accidente fatal de moto durante 1.482 noches separadas, en
las que en 494 había luna llena y en 988 no. Explican que el perfil típico del malogrado
motociclista es el de un hombre de mediana edad (de unos 32 años) que monta en una
motocicleta de calle en una zona rural y que sufre un impacto frontal. Por
cierto, no suele llevar casco, aunque eso no parece tener nada que ver con lunas
llenas,nuevas, crecientes ni menguantes. Menguante en todo caso la mentalidad del motorista calculada en términos de prudencia y seguridad.
En general, ocurrieron 4.494 accidentes mortales en esas 494
noches con luna llena (un total de 9,10 por noche) y 8.535 en las 988 “noches
control” sin luna llena (8,64 por noche). No parece una gran diferencia, aunque
da lugar a un incremento total absoluto de 226 accidentes mortales adicionales a
lo largo del periodo de estudio. Esto significa que, por cada dos noches de
luna llena, hubo un accidente mortal adicional.
Los investigadores encontraron resultados similares después de
analizar datos correspondientes a Reino Unido, Canadá y Australia. Y añaden que
el incremento del riesgo se acentúa cuando hay superluna, ese fenómeno de luna
llena enorme que vemos cuando el satélite está más cerca de la Tierra.
De las 494 noches de luna llena, 65 fueron noches de superluna,
en las que se produjo un total de 703 accidentes mortales (10,82 por noche). O sea, casi dos muertes adicionales que
cuando no hay plenilunio. Parece que su visión emboba a los motoristas hasta el punto de que acaban estampándose.
De todas formas, comentan que se trata de un estudio observacional,
por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre causa y efecto. Por
ejemplo, no se tuvieron en cuenta otras distracciones y riesgos de tráfico, ni
tampoco factores como el clima predominante o la visibilidad de la luna.
Sin embargo, creen que estos hallazgos resaltan la
importancia de mantener una atención constante al conducir y que hay que prestar aún más cuidado cuando se conduce en noches de luna llena. "Estrategias
adicionales pueden incluir el uso del casco, encender las luces, mirar bien la
superficie de la carretera en busca de baches y otros defectos, respetar el clima, desconfiar
de los vehículos que giran a la izquierda, obedecer las leyes de tráfico y
renunciar a hacer acrobacias", entre otras cosas.
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