Pues sí, habéis leído bien. Me refiero a una especie de iPod
que se introduce ahí mismo donde reza el título. Y para mas inri, se trata de un invento nacional, comercializado como Babypod, y acaba de ganar el Premio Ig Nobel en la categoría de
Obstetricia, entregado la semana pasada en
el campus de la Universidad de Harvard.
Según recitó Marc Abrahams, fundador de estos galardones y
de la revista ‘Annals of Improbable Research’, el premio se concedió a los
investigadores españoles por “mostrar que un feto humano en desarrollo responde
más fuertemente a la música reproducida electromecánicamente dentro de la
vagina de la madre que a la reproducida sobre la barriga de la madre”. Ni
más ni menos.
Y se sustenta documentalmente, por un lado, en el artículo
publicado por Marisa López Teijón, Álex García Faura y Alberto Prats Galino en
la revista ‘Ultrasound’ (2015;23:216-223),
de título “Expresión facial fetal en respuesta a emisión de música
intravaginal”; y por otro, en la patente del chisme en cuestión, registrado a
nombre de la citada Marisa López Teijón y Luis Pallarés Aniorte.
Es posible que a muchos ya os suene el tema, puesto que el
BabyPod saltó a los medios de comunicación hace un tiempo y se nombró en
telediarios, hormigueros y otros programas, incluso en famosos late shows de
Estados Unidos.
Pero vayamos con la historia. La Dra. López Teijón trabaja
en el Institut Marquès, una clínica
de reproducción asistida de Barcelona, y es la primera firmante de ese artículo
publicado hace ahora un par de años. Su objetivo fue evaluar cómo el feto humano reacciona a los estímulos musicales. Lo hizo comparando dos maneras de
reproducir música. Una era colocando unos auriculares sobre la barriga de la
gestante, lo que llamaron “música abdominal”, y la otra insertando en la vagina
un dispositivo con altavoces incorporados que se conecta por cable al aparato
reproductor, es decir, “música intravaginal”.
A su experimento se prestaron 106 mujeres embarazadas que
estaban entre la semana 14 y 39 de la gestación. Aleatoriamente las distribuyeron en tres grupos. En uno se utilizó “música abdominal”, consistente
en una melodía sola de flauta con los auriculares sobre el abdomen de la madre, en el segundo se utilizó el dispositivo intravaginal reproduciendo la misma
música, y en el tercero se empleó este mismo dispositivo, pero emitiendo
solamente una vibración.
Al tiempo que se reproducía la música o la vibración, los
autores realizaban una ecografía 3D/4D para observar las reacciones faciales
del feto, concretamente las veces que movían la boca y las veces que sacaban la
lengua. Contabilizaron esos movimientos antes de realizar el experimento,
durante la reproducción de la música y cinco minutos después de finalizado.
Los resultados no dejan lugar a dudas. La música reproducida
intravaginalmente provoca más reacciones. En los fetos con edad gestacional
mayor de 16 semanas, la música intravaginal provocó movimientos bucales en el
86,7% y sacaron la lengua en algún momento el 46,6%, números significativamente
superiores a los conseguidos con la “música abdominal” y la “vibración
intravaginal”, las cuales no mostraron diferencias entre sí.
Bueno. Es probable que a muchos os parezca una barbaridad y
a otros una solemne chorrada. Pero en el mundo de la ciencia todo –o casi todo-
puede tener su razón de ser, como podréis leer a continuación.
En sus conclusiones, los autores destacaban que sus
hallazgos sugieren que las vías neurales que participan en el sistema
motor-auditivo se desarrollan ya en la semana 16 de la gestación, y que sus
resultados pueden contribuir a un nuevo método diagnóstico para evaluar la
audición prenatal, así como a la investigación de la estimulación neurológica.
Además, la Dra. López Teijón ha declarado en alguna
entrevista que el empleo del Babypod facilita la realización de las ecografías
a las embarazadas, puesto que al estimular el movimiento, el ecografista puede
ver mucho mejor las estructuras del feto y descartar inmediatamente la sordera.
Además, también se investiga si la música intravaginal puede
incrementar las posibilidades del embarazo después de la transferencia del
embrión, mejorando la implantación, en procedimientos de reproducción asistida.
Así que poca broma.
Como ya he comentado, esta especialista y su colega Luis
Pallarés son los inventores del aparatito, que patentaron en septiembre de
2015. Está fabricado de silicona hipoalergénica y mediante un cable se puede
conectar al teléfono móvil. Es de tamaño reducido para que se pueda introducir
y extraer de forma sencilla, como un tampón y, muy importante, se anuncia como
“higiénico y fácil de limpiar”. Faltaría más.
Incluso está aprobado por la FDA
de Estados Unidos, la agencia federal encargada de la aprobación de
medicamentos y productos sanitarios de todo tipo.
Como dato de interés, la cantante
Soraya, al margen de quedar penúltima en Eurovisión en 2009, puede pasar a la historia por ser la primera en hacer un concierto
específicamente dirigido a fetos. Lo hizo en Navidad de 2015 ante un grupo de
embarazadas que tenían insertado el dispositivo intravaginal, que ella misma utilizó para "cantarle" a su futura hija.
Si a alguien le interesa, que sepáis que en la web oficial
se vende por 149,99 euros, aunque tal vez sea necesario crear algún organismo
“defensor del feto” para prevenir a los seres humanos en ciernes de posibles tropelías que puedan cometer
progenitores heavys, punkies o, pero aún, fans de El Fary. Ni me quiero
imaginar como podría sonar un “torito bravo intravaginal”.
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