El dolor de cabeza era tan intenso que no podía continuar.
La intensidad crecía gradualmente, empezaba a los cinco minutos y
alcanzaba su punto máximo a los diez. En ese momento tenía que detenerse
porque no podía aguantar más. Y le venía ocurriendo desde hacía dos años...
Por lo demás, era un joven de 24 años perfectamente sano que casi nunca tenía
migrañas ni cefaleas tensionales, excepto cuando...
Pues sí, os lo habréis imaginado al leer el título. El
desafortunado sujeto de este caso clínico, que trabajaba como profesional de
software en la India, experimentaba dolores de cabeza terribles cuando se ponía
a ver pornografía, como si fuera una víctima de un implacable castigo divino.
“¡Hala, por cochino!”, le dirían su madre y su abuela.
Lo curioso del caso, publicado hace unos años en la revista
‘Archives of Sexual Behaviour’
(2012;41:1077)
por médicos de un hospital de Nueva Delhi, es que el joven no tenía problema
alguno cuando mantenía relaciones sexuales, ni siquiera cuando se
masturbaba. Solo cuando veía porno.
El dolor de cabeza no iba acompañado de náuseas, vómitos ni
fonofobia. No había historia de migraña en su familia, no había tenido
meningoencefalitis de niño ni tampoco ninguna lesión en la cabeza. Las
exploraciones físicas no encontraron nada raro, ni en la resonancia magnética
ni en el electroencefalograma. Simplemente se trataba de un joven muy sano a
quien Brahma, Shiva, Visnú o Kamadeva –este último es el dios hindú del amor- le tenían vetado aprenderse el Kamasutra en el medio audiovisual.
Dada esta situación, los médicos no pudieron hacer otra cosa
que recomendarle una combinación de paracetamol e ibuprofeno media
hora antes de ponerse ante la pantalla, remedio que le produjo bastante alivio -del dolor, me refiero-,
según confesó el paciente. De todos modos, los doctores Anand y Dhivak
aprovecharon la experiencia para publicar el caso clínico.
Aunque un tanto insólito, se trata de lo que se conoce como
una cefalea sexual primaria, un dolor de cabeza asociado al sexo que no se
deriva de ningún otro problema de salud. Y esta cefalea sexual parece que
puede afectar más o menos al 1% de las personas en algún momento de su vida,
según los expertos, y más a los hombres que a las mujeres. Lo que ocurre es que
la forma más frecuente suele producirse en el momento del
orgasmo, o por lo menos es el tipo de dolor de cabeza por el que consultan más
al médico quienes lo sufren, dijo la doctora Amy Gelfand, neuróloga de la
Universidad de California en San Francisco al hablar sobre este caso indio en
la web Live Science. Además, ese tipo
de cefaleas orgásmicas son “explosivas”, nada graduales, y a más de uno le
quitan las ganas de echar el segundo.
¿Por qué pasa esto? A juicio de los especialistas, es todo
un misterio. Unos especulan que las contracciones de los músculos del cuello y
de la mandíbula durante la relación sexual pueden desencadenar el dolor. ¡Imaginad esos rostros desencajados por el desenfreno! Otros
opinan que los vasos sanguíneos de la cabeza reaccionan de forma anómala a la
actividad sexual. Para los médicos indios que firman el caso clínico, el joven
afectado experimentaba sus migrañas pornográficas debido a cambios en los
nervios sensibles al dolor de su cara y su mandíbula, junto con una
sensibilidad incrementada al dolor producida “por un estado emocional aumentado
asociado al visionado de pornografía”.
Pero llegados a este punto, también he encontrado un estudio
de lo más interesante que sugiere lo contrario, es decir, que la actividad
sexual puede servir para aliviar el dolor de cabeza.
Apareció en la revista ‘Cephalalgia’ (2013,33:384-389)
y llevaba por título “Impacto de la actividad sexual en las cefaleas
idiopáticas: un estudio observacional”. Sus autores eran neurólogos alemanes de
la Universidad de Münster y lo que hicieron fue entrevistar a 800 pacientes con
migraña y a 200 afectados por cefalea en racimos, un tipo de dolor de cabeza
muy intenso que suele afectar a un solo lado de la cabeza, sobre todo alrededor
de la órbita ocular.
Les preguntaron sobre su actividad sexual, sobre todo en
aquellos momentos en que sufrían un ataque. La mayor parte confesó que cuando les dolía la cabeza no estaban por la labor. Sin embargo, un 34% de
los afectados por migrañas declaró que tenía alguna experiencia en eso de combinar la actividad placentera con la jaqueca. De estos, el 33% dijo que el dolor empeoraba,
pero lo curioso es que el 60% explicó que su dolor se aliviaba con el sexo (el
70% de estos calificó el alivio de moderado a completo). En el caso de los
afectados por cefalea en racimos, el 37% declaró que el sexo les aliviaba el
dolor (en el 90% el alivio fue de moderado a completo).
En sus conclusiones, los autores escriben que “algunos
pacientes, en particular los hombres migrañosos, incluso utilizan la actividad
sexual como herramienta terapéutica”. No es mala idea, no todos los consejos médicos deben fundamentarse en prohibirnos lo que nos gusta.
Esto me recuerda aquel chiste de Eugenio en el que la
ballena macho le decía a la hembra: “¡Es increíble! ¡Millones de personas en el
mundo luchando para que nuestra especie no se extinga y tú me sales con que te
duele la cabeza!” Con el estudio alemán en la mano ya no vale ese tipo de
excusa.
Excelente artículo sobre el dolor de cabeza, me encanto tu punto de vista
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