miércoles, 8 de junio de 2016

¿Eres más listo que un macaco de primaria?

Año tras año el Informe PISA concluye que el nivel en las áreas de ciencias de los estudiantes españoles de enseñanza secundaria es bastante deficitario en comparación con la media de países de nuestro entorno analizados.

Reflexionando sobre este tema, uno no puede dejar de sorprenderse si lee un titular que reza: "Los monos realizan operaciones aritméticas tan bien como los alumnos de primeros ciclos universitarios". ¿Tan mal está la cosa? ¿Tan bajo hemos caído? ¿Llegaremos a ver primates dominando el mundo como le sucedió a Charlton Heston en El planeta de los simios? (Impagable aquello de “¡Lo habéis destruido todo! ¡Yo os maldigo!”)

Bueno, vamos a aclarar las cosas. El artículo, que es de hace unos cuantos años, se refería a un experimento llevado a cabo en Estados Unidos y no pretendía tanto criticar el nivel de cálculo de los estudiantes como demostrar que los primates también tienen aptitudes para hacer sumas mentales. Además, no se centraba en los que consideramos más inteligentes y cercanos al ser humano, como los chimpancés, los gorilas o los orangutanes, sino en los macacos rhesus.

El experimento, llevado a cabo por la profesora Elizabeth Brannon, del Centro para la Neurociencia Cognitiva de Duke, y la estudiante graduada Jessica Cantlon, publicado en PLoS Biology (PLoS Biol 5(12): e328 doi:10.1371/journal.pbio.0050328), parece uno de esos concursos televisivos donde los adultos competían en conocimientos con alumnos de primaria –casi siempre quedando los primeros en evidencia-, solo que enfrentando especies animales distintas, es decir, Homo sapiens versus macaco.

Según Jesicca Cantlon, se sabe que los animales pueden reconocer cantidades, pero existía poca evidencia acerca de su capacidad para realizar operaciones matemáticas explícitas. El método utilizado fue situar a los macacos ante una pantalla táctil que les mostraba una cantidad variable de puntos. A continuación aparecía otra cantidad. Y después se veían en pantalla dos cajas, una con la suma correcta de los puntos que habían aparecido anteriormente y otra con una suma incorrecta. En el caso de que los animales tocaran la caja con la cantidad correcta eran recompensados.

Exactamente la misma prueba se hizo con un grupo de estudiantes a los que se pidió que la realizaran sin contar los puntos, sino más o menos "a ojo de buen cubero". Los chicos lo hicieron bien el 94% de las veces y los macacos el 76%. El tiempo medio de respuesta tanto para los humanos como para los macacos fue de un segundo.

Evidentemente, cuando en las dos cajas que mostraban la posible solución la diferencia de puntos era muy estrecha (por ejemplo, 11 en una y 12 en otra), los monos y los no monos tardaban más tiempo en decidirse y cometían más errores, un parámetro que las autoras llaman efecto ratio y que fue el mismo para las dos especies de "concursantes".

En su día uno podía autoevaluarse conectándose por internet al laboratorio de la profesora Brannon –ahora en la Universidad de Pennsylvania- y hacer exámenes similares a los realizados con los macacos. No te daban ninguna banana como recompensa pero uno podía llegar a sentirse satisfecho con su capacidad de cálculo mental

De los resultados obtenidos la pareja de investigadoras dedujo que macacos y humanos compartimos la capacidad para hacer sumas mentales, una habilidad que puede ser parte de nuestro pasado evolutivo común. Afortunadamente, en el estudio los humanos no salimos demasiado mal parados. Es posible que los estudiantes que participaron en el experimento estuvieran bien elegidos. Lo más preocupante sería que los macacos nos hubieran ganado por goleada, aunque ya veremos cómo nos va en el caso de tener que enfrentarnos con los chimpancés.

En cualquier caso, debemos sentirnos orgullosos de tener unos primos tan inteligentes. Tal como dijo Jovellanos: "La enseñanza es un noble empeño que tiene por objeto ilustrar a los hombres para hacerlos mejores y más dichosos". A partir de ahora tal vez podamos decir lo mismo de los primates.


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